¿Por qué hay años bisiestos?

¿Por qué hay años bisiestos?

Introducción

Los años bisiestos son una peculiaridad en el calendario mundial que crea confusiones entre las personas y sus fechas importantes. Pero, ¿por qué existen los años bisiestos? ¿Qué los hace diferentes a los demás años del calendario?

El calendario juliano

Para entender por qué existen los años bisiestos, es necesario remontarse al calendario juliano. Este fue creado por Julio César en el año 46 a.C. y tenía una duración de 365 días. Sin embargo, el movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol no se corresponde exactamente con este tiempo. De hecho, tarda unos 365 días y un cuarto.

Esto significa que un año juliano pierde aproximadamente un cuarto de día con respecto al movimiento real de la Tierra. Si se deja sin corregir, con el tiempo, el solsticio de verano (el día más largo del año) se iría desplazando gradualmente hacia los días previos al 21 de junio, que es cuando sucede normalmente. Por ejemplo, después de varios siglos, podría caer el 20 de junio en lugar del 21.

La solución de César

Para corregir este desfase, Julio César decidió agregar un día extra cada cuatro años. De esta forma, se mantendría sincronizado el calendario con el movimiento real de la Tierra. A este día extra se le llamó 'día intercalario' o 'día bisiesto', porque había una repetición del 24 de febrero. Así, un año juliano bisiesto tenía una duración de 366 días.

Para determinar si un año era bisiesto o no, se utilizaba una regla muy sencilla: si era divisible por cuatro, entonces era bisiesto. De esta forma, habría un día extra cada cuatro años y se corregiría el desfase.

El calendario gregoriano

A pesar de que la introducción del día bisiesto permitió mantener se sincronizado el calendario juliano con el movimiento de la Tierra en su momento, no era una solución perfecta. El hecho es que la duración del año no es exactamente de 365 días y un cuarto, sino que es ligeramente menor.

Entre 46 a.C. y 1582 d.C., el solsticio de verano se fue adelantando cada vez más. Para entonces, ya se había adelantado diez días. Para evitar el desfase, el Papa Gregorio XIII encargó una reforma al calendario juliano, y se creó el calendario gregoriano.

El calendario gregoriano mantuvo la solución del calendario juliano, es decir, se agregó un día bisiesto cada cuatro años. La diferencia fue que, para prevenir el desfase, se estableció que los años que terminaban en dos ceros sólo serían bisiestos si eran divisibles entre 400. De esta forma, no se contaba como bisiesto el año 1700, 1800 ni 1900, pero sí el año 2000. Esta regla completaba la duración del año a 365.2425 días.

Conclusión

Los años bisiestos son una necesidad para mantener sincronizado el calendario con el movimiento real de la Tierra. Gracias a ellos, se puede asegurar que el solsticio de verano siempre se mantenga alrededor del 21 de junio. Aunque puede parecer algo complicado, hoy en día, gracias a los dispositivos electrónicos, es algo que se calcula automáticamente y no representa un problema para la mayoría de las personas.